Cuatro brazos sostuvieron los dos poderosos del Diablo y se lo llevaron a rastras. Una h muda que fue seguida por la o y la y de Gracia. Juega limpio, le dice el niche, y el Pata pide disculpas. Bola, gritan, y la redonda comienza a moverse, se atora en los bordillos, sale del asfalto, cobran ao. En un momento nos tienen dominados, el Negro se embala hacia la defensa, y otra vez Patafuerte lo corcha. Ya pue pana, dice, y se para furioso.
Yo sin pensar, me escupo el dedo y hago una cruz sobre mi ojo derecho. El Diablo arranca por el costado, busca el claro, se la quitan de frente. Lo cambian para la otra punta. Tranquilo broder, me ruega el Pibe. Me agacho para atarme los zapatos, miro las puntas romas, la suciedad de los cordones, en esta entrada meto el gol, me prometo y busco la bola. Puta, es largo. Pibe de Oro, moviendo la pelota bajo la mesa. Patafuerte en voz baja.
Creo que le dio miedo la sangre. Otra vez Patafuerte. Manos de Seda, ofendido agregando enseguida. Tengo que volver a encontrarme con ese Patucho, muy salsa se cree el concha su madre. Bueno panas, chupen. Y dar la sangre. El mismo Pata- fuerte, virando los ojos. El Pibe. Eres cargoso Pata, ya ves. El Pibe, hablando al rato. Manos de Seda, otra vez sintiendo, tomando cada vaso para inclinarlo y no hacer espuma. Pleno pana, la vieja es legal. El Pibe, bebiendo con ansiedad. Manos de Seda sonriente.
El Pibe de Oro en la respuesta. El Pata. El Pata pensativo. Otra vez el Manos. Pibe de Oro, meditabundo. Bueno, bueno, pero chupen pues.
Si quieren nos vamos de puro. Patafuerte haciendo muecas. Patafuerte, tratando de convencer al Pibe de Oro que se ha quedado silencioso. De verdad par- ceros, por eso mejor me doy chapa. Ya vuela turriflay. Patafuerte, ofendido. Viiiiiiirgeeeeeen de medianocheeeee cuuuuuuubreeeeee tu desnudeeeeeez, Daniel Santos en la rockola.
Sigue, dicen, y se nota que es el mismo cuerpo el que habla por el movimiento brusco del vientre. La aguja se carga de finta, duda un instante en la mano del Maya que se pone de pie, examina con un ojo cerrado el sol, las letras toscas, el cuerpo de la mujer tendida sobre el camastro.
Ella lo mira profundamente a los ojos. Son cien sucres, dice el Maya. Ella murmura bestia, entre dientes y se levanta de la silla para cerrar la puerta que ha dejado abierta al entrar.
Los ojos de ella se desorbitan. Grrrr, el lobo feroz se va a comer a Caperucita, grrrr. Leopoldina mira la puerta, se arrepiente de haberla cerrado. Ella suelta los brazos simulando un desmayo para quitarle las ansias. Es el fin, grita. Los dos caminan hacia la cama. A todos los envuelve una nube de polvo, el sol cae sobre sus espaldas. Caminan sin hablar, el Tello con los ojos desorbitados, Cristof inquieto, el viejo hojalatero con pasos lerdos.
Van a sentarse cerca de lo que ya es del viejo Ribadeneira. El charolador se hace el que no lo oye. Cristof busca un sucre en su bolsillo, sorteo, dice, yo voy cara. Yo sello, le contesta Erasmo.
La moneda da vueltas en el aire lanzada por la mano del equilibrista. El Tello le pide la moneda. Voy sello, dice Erasmo. Lo que resta, contesta el otro cuando lanza la moneda y la toma al vuelo. Por ese tiempo estaba de moda Julio Jaramillo, la gente cantaba la llorona, y al Fuvio que andaba de duelo le gritaban gallinazo cantor bajo sol de a perro. Ya no somos las Ratas, dijo el Carlos Thomas desde el volante, ahora somos los ahuevados.
Oh, este flavio dolor del cantatriste. Fama fulera. No le contesta, lo mira. La Leopa lo mira y barre el piso. Es malo barrer de noche, aconseja y le quita la escoba. Ella ve la tierra formando un montoncito en el centro del cuarto. La lanza hacia la cama donde el hombre descansa. El aire en todos los alrededores subiendo acre desde el suelo sucio. El rumor es tan alto que hay que hablar a gritos. La noche final es esta noche. Espera, dijo Cristof y trajo el balde con agua para que Fuvio Reyes metiera los pies calzados con los escarpines.
Cuatro, el alumno. Ocho, dijo Cristof elevando la voz. Tus bellos ojos azules va apagados, tu lengua lamedora afuera, tus barbas mojadas. Se miran. Nadie le responde. Lo coloca cuidadosamente en el suelo. Los curiosos comienzan a llegar hasta el patio. Icaza Jorge El chulla Romero y Flores 2. A la costa 3. Icaza Jorge Cholos 4. Rojas Angel F. Icaza Jorge Huasipungo 6. Benito Marianela Zorrilla J. Shakespeare William Hamlet - Romeo y Julieta Federico Romancero Gitano - Yerma Cervantes Miguel de Don Quijote de la Mancha Pareja D.
Alfredo Las tres ratas Kafka Franz La metamorfosis Quiroga Horacio Cuentos de amor, de locura y de muerte Homero La Odisea Montalvo Juan Las catilinarias Hesse Hermann El lobo estepario Virgilio La Eneida Dostoievski Feodor Crimen y castigo Gallegos L. Carrera A. Rimas y Leyendas Camus Albert La peste Goethe Wolfgang Fausto Dante Alighieri La Divina Comedia Alfredo Baldomera Calle Manuel J.
Leyendas del tiempo heroico Historia de un intruso Benavente Jacinto Los intereses creados Granda Euler Un perro tocando la lira y otros poemas Velasco M. Gil Gilbert Enrique Nuestro pan Ortiz Adalberto El espejo y la ventana Poe Edgar Alian Narraciones extraordinarias Download Download PDF. Translate PDF. Los puntos entre los cuales se desarrollan las situaciones, van en paralelo, quitando protagonismo a cada voz antes apreciada, jugando con lo coral, siguiendo el hilo del desalojo y usando al lector como un observador de la miseria de cada espacio.
Velasco, , p. En ese tiempo, la gente come, bebe, tiene esposas, amantes sin amor , intrigan mezquindades, permanecen en sus tiendecitas y despachos, juegan a las cartas, chismorrean Es una vida festiva, basada en la risa y en la burla a las instituciones establecidas; supone la ruptura de los principios sociales y el triunfo de la vida ordinaria.
En el carnaval todo se sobredimensiona. A su vez, en la fiesta popular el poder estatal, religioso, y social es cuestionado. Vallejo en Velasco Mackenzie, , p. No, mejor te callas Velasco, pp. En este sentido el gran hallazgo de la novela es enlazar al personaje de la prostituta Narcisa Martillo con la Santa Narcisa de Nobol.
El carnaval, entonces, a pesar de los contrapuntos que se dirigen a desacreditar su naturaleza subversiva, transgrede la realidad y los poderes del Estado y de la Iglesia, tanto de manera formal como informal autorizada o no autorizada por los entes reguladores.
Las formas de Tiempo y del Cronotopo en la novela. Editor First edition. Plate D. I provide the original scanned version and the filtered, because the filter does some changes smoothening, sharpening borders and some portions of the scan get lost sometimes when they are too small e. You may ask me for a manually cleaned version. Paris: Durand , Editor First edition reprint. Editor Eberhardt Klemm Klavierwerke, Band I pp.
Plate E. Editor First edition reissue. Editor RSB. Editor Pierre Gouin - Contact. Caplet's orchestration dpi Miami: Edwin F. Kalmus , n. Catalog A Arranger John Clarke b. Arranger Robert G. Arranger Hubert Mouton Arranger Shiqi Geng. Arranger David Edward Kemp b.
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